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Una vez hubo una gran inundación. Todos los animales y las personas se ahogaron, todos excepto dos hermanos que lograron subir hasta la cima de una montaña.

Cada día, los hermanos dejaban su casa para buscar comida. 

Un día, los hermanos volvieron a casa después de un largo día de búsqueda para encontrar que alguien había encendido un fuego dentro de su casa, había cocinado una comida buena y había cerveza de maíz sobre la mesa. Los hermanos se sentaron inmediatamente. Comieron hasta el último bocado y bebieron hasta la última gota, y cuando terminaron, se desplomaron en sus camas.

 

Al día siguiente, los hermanos salieron a buscar comida como de costumbre, y cuando volvieron a casa, encontraron de nuevo la mesa puesta con comida y bebida de primera calidad. 

 

—Quiero saber quién es—dijo el mayor—. Mañana, en vez de ir a buscar, me esconderé dentro de la casa. Esperaré a ver quién es el que nos deja una buena comida todos los días. Estoy cansado de vivir con este misterio.

 

Por la mañana, el hermano menor salió a buscar comida, pero el mayor se escondió en un rincón de la casa. Muy pronto, dos mujeres entraron en la casa. Pero no eran mujeres comunes: eran en realidad guacamayas, y eran los seres más hermosos que el hermano mayor había visto jamás.

El hermano mayor no pudo soportarlo más; saltó de su escondite e intentó atrapar a una de las mujeres. Las mujeres guacamayas estaban asustadas. Evadieron su agarre, se convirtieron en guacamayos y salieron volando, sin dejar comida para los hermanos esa noche.

 

—Mañana vigilaré contigo—dijo el hermano menor—. Tal vez juntos podamos capturar a una de las mujeres.

Al día siguiente, los hermanos se escondieron dentro de la casa, pero las mujeres guacamayas no regresaron. Esta vez, los hermanos esperaron hasta que la comida estuviera lista. Cuando todo estuvo listo, salieron de su escondite. Las mujeres estaban enfadadas y asustadas y se convirtieron en pájaros. El hermano menor corrió a cerrar la puerta para que los pájaros no pudieran escapar. El hermano mayor logró atrapar a uno de los pájaros, pero el otro escapó por la ventana.

 

El guacamayo volvió a convertirse en una mujer. Se convirtió en la esposa de ambos hermanos y les dio seis hijos y seis hijas. También había traído con ella muchas semillas que los hermanos plantaron como cultivos y cosecharon en su momento. Y así, la raza humana tuvo un nuevo comienzo, allí en la montaña sagrada, y toda la gente es descendiente de la mujer guacamaya y sus doce hijos.

 

Técnica mixta

60cm x 60cm

 

Muestra "Fábulas Anácronicas" hasta el domingo 7 de marzo en Galería José Antonio en Jr. Junín 144 - Barranco.

"La Mujer Guacamaya"

S/.950.00Precio
  • Muestra: "Fábulas Anacrónicas"

    Técnica mixta

    60cm x 60cm

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